Hoy me tuvieron que hacer un procedimiento, que me dolió mucho la ultima vez. Mi mamá me acompañó, y me calmó, hablándome para relajarme. Y me relajé, y para intentar olvidar el dolor, me fui a otro lugar. El mar, la playa, los riscos dónde rompen las olas. A safe place. Reviví la imagen de la bahía dónde pasé los mejores momentos de mi vida cuando niña. Me vi sentada en lo alto del cerro, en el bosque, mirando el mar, con el viento en el rostro. En la playa recogiendo piedras y conchitas. En el bosque con mi abuelo. Sentada en las piedras mirando cómo revientan las olas, hipnotizada. La puesta de sol en el horizonte. Nuestra playa secreta; la vista desde la bajada por el cerro, y luego tomando las olas, corriendo y jugando en la playa.
Son mis mejores recuerdos. Y creo que en realidad si me afectó mucho perder ese lugar. Vendimos la casa, que era de mis abuelos, dónde mis papás y toda la familia había pasado buenos momentos. No recuerdo exactamente el año, pero yo tenía unos 13 años. Perdí varias cosas. Amigas con las cuales me escribía cartas anhelando el siguiente verano para reencontrarnos, el niño que me gustaba (esta es otra historia), las semanas de vacaciones con mis abuelos. Ese último verano leí un reportaje sobre adolescentes que se cortaban, y pensé que era una estupidez. Más adelante ese año, me empecé a cortar.
Cómo se puede leer en una entrada anterior, volví a es lugar, luego de años. Compramos un departamento en la bahía al frente. Todas las mañanas despierto viendo los morros, y recuerdo esos años. Me hace bien... pero la nostalgia, me da pena. No es lo mismo. Quiero volver a esos años. Cuando tengo la posibilidad de volver a Coliumo, lo disfruto más que la cresta.
... Perdí el hilo. Y me duele el brazo.
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