In Nowhereland.

Love is louder than self-harm.

domingo, 8 de octubre de 2017

4000mg

Estoy en un proceso complicado. ¿Realmente me puede afectar de manera significativa una baja de dosis de antidepresivo, si es que no es mi única droga? ¿Por qué de una día a otro jugueteo con una navaja y calculo las dosis letales de mis drogas actuales?

Tengo en posesión 3900mg de quetiapina, 640mg de paroxetina, 440mg clotiazepam, 6000mg de lamoteigina.

Cada uno por separado no es letal. En teoría me dejarían inconciente 3 días, o algo por el estilo. No es letal.

Pero... ¿Todo combinado con una botella de vodka?

martes, 11 de abril de 2017

Hello stranger

Hace mucho que no escribo. Necesito escribir en este momento. Es un consejo que acabo de llegar en un libro. Ellos tienen demasiadas cosas en su mente, no pueden dormir, no pueden respirar. Me siento igual.

La magia, y a la vez el peligro, de leer es que nuestras estás sumergido en sus páginas, el mundo a tu alrededor desaparece. Los problemas de los personajes, son tus problemas. Lo mismo con sus alegrías y angustiadas. Y se da también, que yo siento mucho.

No puedo dormir. Mi mente va saltando entre los pensamientos de los dos protagonistas, lo que mezclo con los míos. Tengo miedo de que me rompan el corazón. Tengo la necesidad de partir ahora mismo hacia algún lugar cercano, pero desconocido. Hacer algo impulsivo, pero eso no está en mi naturaleza. Lo quiero, peor me da miedo.

Jamás me voy a senator cómoda en sentir a los personajes. He llorado, he querido morir, y he reído.

Y hoy además ocurrió algo en lo que no puedo dejar de pensar. En otro de los libros, la historia gira en torno a una estudiante que se suicida, y cuenta su historia. Entre diálogos, se descubre que murió por sobredosis. Pero hace poco, se estrenó la serie de televisión de este libro.

Es diferente sentir a los personajes en libros que en películas. Ya no los tiento parte de mi, pero de todas formas los siento. Y cuando vi el momento que ella se suicida, creo que lo llegué en sentir demasiado. Se abrió las muñecas en la tina. Y sentí su ansiedad. En el pasado, yo romantizaba el suicidio; y esa forma de suicidio era precisamente mi obsesión.

Me imaginé muchas veces a mi misma en esa situación. Cuando me cortaba los brazos, pensaba en qué sentiría si corto más profundo, y me abro las venas. Qué sentiría? Pero al verla a ella, lo sentí. Todas esas preguntas, las pude responder.

Y mi reacción fue lo que me sorprendió. Me afectó físicamente. Yo me estaba desangrando con ella. Se me nubló la visión. No sentía mis pierdas, no tenía fuerza, estaba mareada, quería llorar y vomitar. Fue intenso. Rápido, pero intenso. Como su muerte.

A veces quiero dejar de sentir, y mantengo la mente ocupada con banalidades como las redes sociales, o con nueva información. Es que le tengo miedo a los momentos en que siento. Un libro, un paisaje, estar sola en silencio conmigo misma. Después de todo este tiempo, en que todo ha salido bien, tengo miedo de lo que pueda brotar.

No quiero volver a fantasear con abrirme las venas. Pero hoy, hace unos minutos antes de que me sentara a escribir, tuve la necesidad de sentirlo.