In Nowhereland.

Love is louder than self-harm.

domingo, 13 de julio de 2014

Cuando estoy sola de noche, partiendo mis pastillas para la semana... me las doy de profunda y me pregunto si de esto se va a tratar toda mi vida. "Me imagino que para fin de año te van a bajar la dosis, no?". No. Me queda al menos un año más de tratamiento para lograr estabilizarme bien. Me subieron la dosis, no te lo voy a contar, y tampoco lo quiero hacer. Me da pena vivir en base a pastillas, pero hasta hoy es la única forma en que he podido hacerlo, y es inevitable volverse adicta y esclava. No he vivido nada hasta hoy. 21 años de vida, pronto 22... ocho de estos años con depresión clínica, cinco de tratamiento psiquiátrico. Y no es gran cosa, trastornos del ánimo y bullshit. Pero de todas formas, me cuesta vivir sin pastillas. Y bueno, ahí están.  175mg de lamotrigina, 25mg de quetiapina, 20mg de paroxetina. Respira, duerme, sonríe.
Nada comparado con antes. 150mg de quetiapina, duerme y quédate así. Y el delicioso ravotril.
Ya no sé que pensar de esto. Son como remedios de resfriado. No me considero enferma, ni en una condición delicada. Solamente soy demasiado débil para afrontar la vida sin caer. .