Tengo 23 años.
Tengo cicatrices.
Tengo estrías.
Tengo sobrepeso.
Tengo trastornos del ánimo.
No soy perseverante.
Soy sumamente torpe.
No soy tolerante.
No me adapto al cambio.
Soy débil.
Soy insegura.
Soy celosa.
No controlo mis emociones.
No sé manejar mis emociones.
Todavía pienso en cortarme cuando me siento frustrada o angustiada.
Nunca voy a dejar de cortarme.
Tengo miedo.
Soy miedosa.
Soy cruel.
Al estar dañada, debo provocar daño.
Ya no me gusta ir dónde mi psiquiatra.
No quiero vivir como ella me dice.
No quiero salir de mi zona de confort.
Hay días en que me da miedo salir de mi cama.
Hay días en que quisiera ser, por un día, cómo era antes.
Me siento aislada.
No quiero estar sola, pero me mantengo aislada.
Me da miedo la gente.
Me dan miedo las situación es nuevas.
No quiero seguir.
No quiero ser responsable de mi misma.
Me da miedo el fracaso.
No tengo sueños.
O no quiero admitir que tengo sueños.
Tengo miedo de no poder cumplirlos.

Tengo 23 años, y me odio profundamente.

Me gustaría poder hablar contigo.

Contarte que mi hermana chica se puso a pololear con el niño con la que la molestábamos.

Contarte que estoy mega nerviosa con la final, que no sé si hice buen trabajo como jueza, y me da miedo hacerlo de nuevo.

Contarte como me siento con mi proyecto de título, contarle como me siento estando a sólo dos meses de terminar la universidad.

Contarte lo mal que van las cosas en mi familia y con mi otra hermana.

Hablar de nosotros, ya que nunca más lo hicimos. Contarte como me siento.