In Nowhereland.

Love is louder than self-harm.

martes, 24 de enero de 2012

Back home.


Home. I've been away for a while.

Tantas cosas que he querido escribir... Pero ya son muchas emociones las que tengo guardadas; y la última visita a Coliumo fue demasiado. Este lugar ha sido mi hogar durante las vacaciones durante muchos años; desde que tengo memoria que paso las vacaciones familiares en la (ya no nuestra) casa, con mismo paisaje, la misma gente, los mismos olores y sonidos... Este ha sido nuestro lugar desde hace generaciones; mis abuelos fueron construyendo/comprando/vendiendo en este sector, y la casa final se fue ampliando a medida que la familia crecía... Pero ya hace seis años, la vendimos. Y hace seis años que no respiraba ese olor, no pisaba esa arena, no sentía el viento, ni miraba el horizonte sentada en las rocas del bosque.

Durante el camino por la carretera, iba recordando los lugares; el invernadero dónde pasábamos a comprar tomates, la casita dónde comprábamos kilos de miel, el pasaje hacia nuestra playa secreta, la parte del camino donde comprábamos leña para la chimenea... Pero claro, todo echo añicos. Coliumo fue muy afectado tras el terremoto. Pasamos a la población que les dio el gobierno a los habitantes; pasamos a saludar a la mamá de nuestra nana allá; nos conocía desde guaguas, cuando íbamos a la caleta de los pescadores a mariscar... Una pena ver todo en esas condiciones; me da rabia que el gobierno todavía no responda con lo que prometió; la gente quiere reconstruir sus casas, no las mediocres mediaguas que ellos mismo tuvieron que arregla para poder pasar el invierno. Una señora tan risueña, tan amable. No lo merece.

Seguimos bajando por los cerros, conozco el camino perfectamente... llegamos a las casas de veraneo. Me da tanta rabia que el maremoto azotara a las familias más humildes; y que nada le pasara a las más pudientes. Estúpido maremoto.
Llegamos a la cadena. Se me retorcía el estómago; tantas veces que pasábamos por ahí, abríamos la cadena y nos estacionábamos frente a nuestra casa... pero esta vez; no tenemos la llave, ni menos una casa. Fue comprada por un par de gringos que la destrozaron; cambiaron todo, y la pintura, horrible. Me dio mucha pena, demasiada pena. Quería llorar. Pero el resto... estaba igual, caminé por el borde, recordando momentos. Tantas cosas que viví, se ve tan distante... Las casas, las escaleras, las barandas de madera, las piedras, las palmeras... Y el bosque. Mi bosque. Salté por las rocas, amaba tanto hacer eso (y sigo amándolo). Me senté al borde de una gran roca, a ver el horizonte y sentir el viento. Ver las olas romper en las rocas... Es mi trance.


Y luego a la playa, estaba lo que queda de la familia Arriagada. Como pasa el tiempo; es lo que queda de lo que alguna vez fue. Tanto tiempo ha pasado, muchas cosas cambiaron. La misma playa, y quien hace tantos años era my secret crush, con la polola. Tantos recuerdos. Ya todo pasó.
El mar, necesitaba sentir ese mar, esa fina arena bajo los pies. Fue lo mejor.
Necesitaba Coliumo. Fue un sentimiento muy extraño; era una parte de mi que estaba perdida. Es mi hogar. Son más que recuerdos.


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